domingo, 23 de marzo de 2008

La "madrugá" en Sevilla


Papá, mamá, aún estoy estremecido de la experiencia en Sevilla de esta Semana Santa ¡Qué “madrugá” de éxtasis con el Cristo del Gran poder! “Vivo sin vivir en mí”; me tiemblan todavía esas piernas que aun sin llegar a tenerlas nunca siento, cuales miembros fantasma, como si fueran mías; “y tan alta vida espero”; nunca antes, durante mi hierática estancia en la Calle Embajadores había sentido tan cerca de mí a Dios padre, trino y uno; “que muero porque no muero”.

No olvidaré jamás como, con el beneplácito climatológico y la acogida cariñosa de la Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, se me hizo participe de la mayor experiencia mística de mi vida, ese sentimiento religioso de la multitud a nuestro paso, esa responsabilidad apostólica de los costaleros, esa lágrima sofocada a nuestro paso… por qué padres, no me habías mostrado lo hermoso del catolicismo, la creencia pura, el sentimiento cristiano por encima de oropeles y discursos, por qué me obligasteis en su día a apostatar, por qué, me cago en todo el santoral, por qué…

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